En el mundo del cine hay colores que representan a una película o un personaje. Colores que cobran fuerza a través de un argumento o una sucesión de escenas. Pero en pocos films tienen tanto protagonismo como en La lista de Schindler o Sin City.
Ambas películas fueron rodadas intencionadamente en blanco y negro con la aparición muy puntual de los colores. Y en los dos films es extremadamente representativo el rojo, tema de esta semana en el blog.
La oscarizada banda sonora de John Williams para el holocausto es una melodía que forma ya parte de nuestras vidas. Sin City, en cambio, nunca ha tenido un gran protagonismo musical. Quizás porque, como suele ocurrir en las películas de Tarantino, no hay un único compositor. Sus trabajos suelen estar engarzados con canciones ya existentes. En este caso, la obra basada en un comic de Frank Miller sí tiene score. Pero compartido por tres musicos: John Debney, Graeme Revell, Robert Rodriguez. Cada uno de ellos fue asignado a una de las tres historias que se narran en la película: The Hard Goodbye (Revell), The Big Fat Kill (Debney) y That Yellow Bastard (Rodriguez).
Voy a seleccionar el tema principal de la película, del último compositor mencionado.
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